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APROVECHAMIENTOS
El compost - 2ª parte
La elaboración del compost
a elaboración del compost, o proceso de compostaje, comenzó a perder interés a raíz de la industrialización de la agricultura y utilización de abonos sintéticos, pero en los últimos tiempos está recobrando su protagonismo debido, sobre todo, a la cada vez más demandada agricultura biológica.
La obtención del compost es muy económica y útil en regiones de la Tierra con suelos agrícolas pobres. Industrialmente las plantas de compostaje utilizan como materia prima los fangos que extraen de las depuradoras, estiércoles y desechos orgánicos domésticos. Durante el proceso de fermentación controlada de los residuos orgánicos se verifican temperaturas de hasta 70º C., lo que permite eliminar los posibles gérmenes patógenos, así como evitar la germinación de las semillas que puedan contener.
Los fangos extraídos de las instalaciones
depuradoras son aprovechables como materia prima
en las plantas de compostaje
El compost puede producirse mediante dos métodos, el aeróbico y el anaeróbico, es decir, mediante presencia de oxígeno o en ausencia de él. El método anaeróbico se realiza mediante fermentación dentro de cámaras cerradas (digestores) que impiden la entrada del aire, y donde los microorganismos descomponedores desarrollan una atmósfera enrarecida creada por la formación de gases como el metano. Este método es más rápido que el aeróbico, pero requiere control e instalaciones adecuadas; se trata de un sistema similar al utilizado para fabricar los biocombustibles.
Los restos de las cosechas pueden incorporarse como materia prima en la
elaboración del compost
El compost también se puede elaborar en forma doméstica, aprovechando los residuos orgánicos del hogar, restos vegetales de las cosechas o forestales (hojas, ramas, plantas...). Podemos añadir restos de frutas, verduras, huesos machacados, y en general cualquier alimento en fresco o cocinado. Para ello, debemos disponer de alguna parcela de terreno, preferiblemente algo apartada de la vivienda para no acusar los gases de la fermentación.
Para el depósito podemos utilizar una zanja excavada en el suelo, un bidón o un cajón grande para ir depositando los residuos, pero en ese caso nos veremos obligados a ir removiéndolos frecuentemente para facilitar la aireación. Lo más práctico es proceder al apilado de los residuos, pero procurando situarlos en capas separadas por ramas o palos entrecruzados, esto permitirá que penetre el oxígeno y facilite la aireación.
Para el depósito de los residuos podemos
utilizar una zanja excavada en el suelo, un
bidón o un cajón grande, situado preferiblemente
en un lugar apartado de la vivienda para no
acusar los gases de la fermentación
Estas actividades permitirán a las bacterias y otros microorganismos edáficos formar humus por descomposición; si observamos que la pila despide calor o humea es que la fermentación se está produciendo correctamente. Podemos potenciar el proceso, acelerarlo y enriquecerlo con nutrientes si le añadimos estiércol líquido. Si existe buena aireación podemos mejorar aún más el producto final si le incorporamos las lombrices de tierra que podamos encontrar. En 6 meses tendremos un compost excelente listo para añadir a los suelos de nuestro huerto o acondicionar las tierras de cultivo.
Como añadido, será útil saber que los huesos machacados añaden fosfatos a los suelos pobres y donde se vaya a cultivar leguminosas y cereales. Las cenizas les añaden potasio, que tiene buenos resultados en los suelos ligeros y arenosos. Si los residuos orgánicos contienen materias con alto contenido en metales pesados, como son los lodos procedentes de depuradoras, el compost resultante sólo será adecuado para utilizarlo en la rehabilitación de terrenos muy degradados, no para tierras de cultivo ordinario, o en todo caso para fabricar materiales de construcción.